4 consejos para una Cuaresma productiva

Monseñor Michael F. Burbidge, Obispo de Arlington, Virginia

Aquí hay cuatro consejos prácticos que ofrezco a quienes me preguntan cómo pueden tener una Cuaresma santa y productiva que les ayude a abrazar la llamada al arrepentimiento y a la conversión y a llegar a una relación más profunda con Cristo.

Silencio

Cuando intentamos responder a la llamada de Dios durante la Cuaresma, existen disciplinas espirituales probadas y eficaces que pueden ayudarnos. La oración es fundamental en ese proceso y requiere silencio para escuchar la voz del Señor, porque es en el silencio donde Dios comparte su sabiduría, dirección, consuelo y seguridad. Por eso el demonio odia nuestro tiempo de oración silenciosa, porque sabe que, a través de él, el Señor nos habla directamente. Por esta razón, deberíamos esforzarnos por encontrar tiempo cada día para aquietar nuestras mentes en presencia del Señor.

Aprovecha este tiempo de Cuaresma para profundizar en tu relación con Jesús. Ve cada día a ese lugar desierto donde puedes estar quieto y en silencio para escucharle. Pasa más tiempo esta Cuaresma simplemente estando con el Señor en oración silenciosa y escuchando su voz.

Simplifica tu vida

Considera la posibilidad de desprenderte de aquellas cosas que realmente no necesitas para poder crear un espacio aún mayor en tu vida para Dios y los demás. A menudo, los bienes materiales o los acontecimientos pueden agobiarnos o distraernos de nuestro verdadero propósito, que es crecer en santidad y amor a Dios y al prójimo.

Busca todas las cosas que no has usado en mucho tiempo y considera cómo esos objetos podrían ser una bendición para los pobres. Deshazte del desorden y las distracciones y, al mismo tiempo, bendice a los necesitados. Cuando simplificamos nuestra vida y nos despojamos de bienes materiales, Dios llena nuestro corazón y nos ayuda a darnos cuenta de que Él es todo lo que realmente necesitamos.

Tomarlo día a día

Con la ayuda de María, nuestra Madre, emprendemos este camino cuaresmal con propósito y esfuerzo, buscando unirnos más estrechamente a su Hijo, siendo fieles al Evangelio, muriendo al pecado y abrazando la virtud, para poder volver al Señor, nuestro Dios, con todo nuestro corazón.

Si pensamos en la Cuaresma como 40 días, a veces puede resultar abrumador. Si un día no cumplimos nuestras disciplinas, podemos desanimarnos y no querer continuar. Sin embargo, si entendemos la Cuaresma como un viaje día a día, podemos dejar atrás nuestros pasos en falso y fracasos cotidianos y despertar cada día renovados y comprometidos a acercarnos cada vez más a Nuestro Señor.

Recibir regularmente el sacramento de la Reconciliación puede ayudar a fortalecer tu determinación y compromiso. Rezar en silencio, vivir con sencillez y tomar las cosas día a día se ve reforzado por el hecho de librarse de cualquier pecado que nos agobie. La confesión alivia tu carga de pecado y hace que tu camino cuaresmal sea más alegre y te acerque más al Señor. Recuerda que no hay pecado más grande que la misericordia de Dios.

Sacrificio


A veces me preguntan si, en lugar de renunciar a algo, deberías añadir una disciplina a tu vida, como asistir semanalmente al Vía Crucis o rezar un Rosario diario. Ciertamente, añadir devociones orantes y espirituales a tu vida resultará en abundantes bendiciones. También debemos recordar que no está "fuera de moda" ofrecer sacrificios como parte de nuestra observancia de la Cuaresma.

El punto de renunciar a algo que disfrutas - como la televisión, el café, el postre o algo similar - no es hacer la Cuaresma ardua sino más bien tener un recordatorio diario de que sólo Dios satisface.

Los sacrificios requerirán disciplina y causarán algunas molestias, pero crecemos a través de esta disciplina, como los atletas que se entrenan para una competición. Al soportar regularmente nuestros propios sufrimientos -grandes y pequeños- a imitación de Cristo, nos convertimos más en la persona que Dios desea que seamos. Incluso los pequeños sacrificios nos unen a Él y a su Pasión, Muerte y Resurrección.

Les ofrezco estas sugerencias prácticas junto con la oración de que nuestro Señor Jesús los bendiga y los sostenga con su amor y su misericordia a lo largo de este tiempo sagrado y para siempre.

 

 

¿Que es Cuaresma? 

 

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

40 días

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

 

 

Fuente:

Cuaresma: ¿Qué es la Cuaresma? ACI Prensa