Statement by Bishop Michael F. Burbidge
on World Day of the Sick 2021

In 1991 Pope Saint John Paul II declared February 11, the date the Church commemorates Our Lady of Lourdes, as the first World Day of the Sick, to call to mind and prayer our suffering brothers and sisters who are ill and their caregivers. The theme of this year's observance is “You have but one teacher and you are all brothers” (Mt 23:8), which calls for “a trust-based relationship to guide care for the sick.” During this current pandemic, which has ravaged our nation and world and taken untold precious lives, the sick are foremost on our minds.

Despite the selfless and constant efforts of our devoted healthcare workers, the pandemic has also exposed inequalities in our healthcare system, especially for our elderly, the poor, the weak and our vulnerable neighbors, which must be addressed.

In addition to that of healthcare professionals, we are inspired by the witness and dedication of hospital chaplains, priests, extraordinary ministers of holy communion, and men and women religious, all of whom work generously to bring the sick Our Lord in the Eucharist and in prayerful support. “Such closeness,” Pope Francis tells us, “is a precious balm that provides support and consolation to the sick in their suffering.”

As Christians, today and always, may we embrace a closeness with our Lord's beloved sick, a closeness that is both spiritual and, when possible, physical, as a sign of Christ's love and mercy. May God grant them and those who serve them his eternal friendship, healing, comfort and peace.


Declaración de Monseñor Michael F. Burbidge 
con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo, 2021

En 1991, el Sumo Pontífice San Juan Pablo II declaró el 11 de febrero, la fecha en la que la Iglesia conmemora a Nuestra Señora de Lourdes, como la primera Jornada Mundial del Enfermo, para recordar a nuestros hermanos y hermanas que sufren por enfermedad y rezar por ellos y por sus proveedores de cuidado. El tema de la observancia de este año es “Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8), con el cual se pide una “relación de confianza como fundamento del cuidado del enfermo”. Durante la actual pandemia, que ha devastado a nuestra nación y al mundo y se ha llevado un incalculable número de vidas valiosas, los enfermos son el pensamiento primordial en nuestra mente.

A pesar de los abnegados y constantes esfuerzos de nuestros dedicados trabajadores sanitarios, la pandemia también ha expuesto desigualdades en nuestro sistema de atención de salud, sobre todo para las personas de edad, los pobres, los débiles y nuestros vecinos vulnerables, que deben abordarse.

Además de la actuación de los profesionales de salud, nos sentimos inspirados por el testimonio y la dedicación de los capellanes, sacerdotes, ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión y personas religiosas, todas las cuales trabajan generosamente para llevarles a los enfermos a Nuestro Señor en la Eucaristía y en el apoyo de la oración. El Papa Francisco nos dice que esa “cercanía, de hecho, es un bálsamo muy valioso, que brinda apoyo y consuelo a quien sufre en la enfermedad”.

Ruego que, hoy y siempre, como cristianos, acojamos la cercanía con los amados enfermos de Nuestro Señor, una cercanía espiritual y, cuando sea posible, física como señal del amor y de la misericordia de Cristo. Que Dios les conceda a ellos y a quienes les sirven su eterna amistad, sanación, tranquilidad y paz.