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Reflexiones Diarias Para el Advientos

(View English Version)

Prepararse para Cristo en la Navidad significa dedicarse a la oración diaria durante la temporada de Adviento. Comiencen cada día con una breve reflexión de Monseñor Burbidge, que puede servir de plataforma de lanzamiento para su propio tiempo de oración y meditación sobre la Sagrada Escritura. ¡Ven, Señor Jesús!

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Primer domingo de Adviento 

2 de diciembre: Con el comienzo del Adviento hoy, mantengámonos “vigilantes en todo momento” y preparémonos para la llegada de nuestro Señor Jesús.  

Primera semana de Adviento

3 de diciembre: Por intercesión de San Francisco Javier, Patrono de las Misiones, pidamos que, durante este Adviento, se nos afiance la confianza como discípulos misioneros en nuestros hogares y comunidades.

4 de diciembre: Jesús nos invita a cada uno de nosotros a dejar de fingir y, más bien, a “asemejarnos a los niños” para poder encontrar serenidad y paz en la vida con Él.

5 de diciembre: Al igual que los discípulos, solamente necesitamos ofrecerle a Jesús lo que tenemos—“algunos peces” y un poco de pan. Si lo hacemos, Él hará que nuestra oferta sea fructífera de una manera que jamás imaginamos.

6 de diciembre: Escuchar a Nuestro Señor es un paso vital, pero es solamente el primero. Luego, necesitamos obrar según sus palabras. Solo entonces construiremos nuestra vida sobre la roca.

7 de diciembre: Por intercesión de San Ambrosio, Doctor de la Iglesia, que nuestra preparación para la llegada de Cristo abarque un estudio diligente de la enseñanza de nuestra Iglesia, hecho en espíritu de oración. 

8 de diciembre: En la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que celebramos  hoy, recurramos a María, Patrona de nuestra Nación, convencidos de que “para Dios no hay imposibles”. Inspirados por la fe de la Santísima Virgen, alejémonos de todo lo que nos aparte del reconocimiento de Dios en nuestro medio.  


Segundo domingo de Adviento

9 de diciembre: Cada día de este Adviento, tenemos la oportunidad de “preparar el camino del Señor” y de “enderezar sus senderos”.  Hagámoslo dignamente por medio de un examen de conciencia a diario. San Juan Bautista, ruega por nosotros.  

Segunda semana de Adviento

10 de diciembre: En esta sagrada temporada de Adviento, buscamos en nuestro corazón todo lo que evita que “nos levantemos” del pecado, de la apatía y de la desesperación. No olvidemos nunca que Jesús nos llama a cada uno de nosotros a tener una fe más profunda diciendo: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

11 de diciembre: Jesús va hasta los confines de la Tierra para salvar aunque sea solamente una de sus ovejas perdidas. ¿Quiénes son las ovejas perdidas—los familiares, amigos y vecinos—en nuestra propia vida a quienes necesitamos acercarnos con renovado amor, misericordia y fervor?

12 de diciembre: “Dios te salve María, llena eres de gracia. El Señor está contigo”. Hoy, por intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de las Américas, encomendemos nuestra vida entera al cuidado providencial de Dios.   

13 de diciembre: Muy a menudo confiamos en nuestra propia fortaleza y en “nuestra propia manera de hacer las cosas”. Hoy en día y durante toda esta santa temporada, Jesús nos invita a salir de nuestro aislamiento y a trabar amistad con Él. Solo entonces nos daremos cuenta de que “su yugo es suave” y “su carga es ligera”.

14 de diciembre: Por intercesión de San Juan de la Cruz, convirtámonos en instrumentos más fieles de Dios y permitamos que Nuestro Señor disipe las tinieblas por medio de nosotros.

15 de diciembre: Jesús nos recuerda que aun cuando vino Elías, “ellos no lo reconocieron”. En esta santa temporada de Adviento y siempre, convirtámonos en la clase de discípulos que reconocen a Jesús a través de la multiplicidad de breves momentos de cada día.


Tercer domingo de Adviento (Gaudete)

16 de diciembre: Hoy se nos enseña que si deseamos “regocijarnos siempre” es preciso también “abstenernos de toda clase de mal”. En todo este Adviento, renovemos nuestra promesa de alejarnos de cualquier patrón de conducta que no sea de Dios y más bien de encontrar paz en Él. 

Tercera semana de Adviento

17 de diciembre: La genealogía de Cristo en el Evangelio de hoy es un patente recordatorio de que Jesús de Nazaret no es un concepto “espiritual” vago. Él se hizo hombre y habita entre nosotros, no como una idea sino como una persona.

18 de diciembre: Tan pronto se despertó San José, “hizo como el ángel del Señor se lo había mandado”. Inspirados por la determinación de San José, que también nosotros oigamos la voz de Dios en nuestra vida y obremos sin demora según su palabra.

19 de diciembre: Fatigados o desesperados como Isabel y Zacarías, es posible que nosotros también dudemos de que el Señor puede obrar un milagro o aun traernos “una buena nueva”. Hoy, renovemos nuestra creencia en la buena nueva que el Señor nos ha prometido.

20 de diciembre: Para caminar humildemente cada día con Dios, sigamos el camino sencillo pero infalible que nos reveló hoy María: “Hágase en mí según tu palabra”.

21 de diciembre: Al acercarse el día del nacimiento de Cristo, “apresurémonos” a hacer la voluntad de Dios. No es demasiado tarde para volver a comprometernos y a renovar nuestra determinación de preparar nuestro corazón para la llegada de Jesús, Nuestro Señor. ¡Mantengámonos vigilantes en todo momento!

22 de diciembre: Si bien el bullicio comercial y el ritmo frenético de esta temporada son innegables, que hoy oigamos en las palabras de María un nuevo llamado a volver a centrarnos en el corazón del Adviento: “Mi alma proclama la grandeza del Señor”. 


Cuarto domingo de Adviento

23 de diciembre: Hoy, con María, estemos atentos a estas palabras del Ángel Gabriel: “El niño que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios”. Preparémonos para darle la bienvenida al Hijo de Dios en nuestra vida con un acto renovado de santidad, reverencia y asombro.

Cuarta semana de Adviento

24 de diciembre: Ven rápido, Señor Jesús—te rogamos—y no tardes. “Guía nuestros pies hacia el camino de la paz”.

25 de diciembre: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a Su Hijo al mundo. Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes en este santo día y siempre. ¡Feliz Navidad!